El sol de Illinois

El sol de Illinois

lunes, 26 de mayo de 2008

Bichos y sol y más soledad a pesar del sol


Desde hace un par de días tengo la sensación de que hay algo vivo en mi habitación. A parte de mí misma. Algo de un tamaño indeterminado, pero pequeño sin duda, más bien milimétrico... Oigo ruiditos extraños por la noche, como de patitas que avanzan erráticas o diminutas mandíbulas que mastican (no quiero pensar el qué) o palpitantes viscosidades minúsculas que se esponjan lentamente, y cuando digo "patitas" por supuesto no me refiero a los elefantiásicos zuecos de los vecinos de arriba (que, por cierto, ya no se oyen). Temeraria, valientemente, sobreponiéndome a mi aprensión y no sin tomar múltiples precauciones (no soy una suicida), con el corazón en un puño pero enfrentándome a mis peores miedos como una machota, he avanzado contra la pared, sí, pero he avanzado por el angosto y glorioso camino reservado a los locos que deciden mirar frente a frente a su Destino y he buscado por todos los rincones de la casa armada de escoba y papel higiénico... para descubrir aliviada que no parece haber nada vivo lo suficientemente grande como para que sea visible a mis ojos, con o sin gafas. Quizás sea el silencio inesperado por la ¿ausencia? de los vecinos, que me hace escuchar el corretear de los ácaros y los gorgojos microscópicos en medio de la silenciosa NADA dentro de la que vivo. También puede ser que desde que encontré una araña (sí, ya sé que suena a pesadilla espeluznante) hace dos semanas en la bañera (una araña, os lo juro, qué espanto, una araña saliendo del desagüe), esté un poquito paranoica. 

Y cerrando el tema de las comidas abierto en un intercambio con Sus hace un par de días, tema que los hipotéticos insectos masticadores me ha recordado, diré que ni siquiera me dejan disfrutar aquí de la Coca-Cola light porque en el 75% de los sitios sirven o tienen sólo Diet Pepsi. Antes me gustaba y ahora la aborrezco. 

Hoy era fiesta aquí (Memorial Day: manda cojones... bueno, sin comentarios) y para más inri no podía salir de Orchard Downs e ir al centro de la ciudad ni a ningún otro sitio porque el servicio de autobuses estaba suspendido, así que me he ido a leer a la hora de la siesta y a tomar el sol por primera vez!!! a la pradera inmensa que hay detrás de casa; otras veces había paseado por el vecindario propiamente dicho, pero esta vez he mirado a mi espalda, he visto la tremendísima, solísima, "inconstructa" explanada que se extiende más allá de donde llega la vista, a la que siempre había visto como un tanto amenazadora desde mi ventana, y he dicho, qué narices, por qué no, está ahí toda entera para mí. Si nadie la quiere aprovechar, allá ellos. Iré antes de que alguien la descubra y edifiquen algo.  Había unos columpios que no se utilizan desde hace eones y también me he columpiado, que es lo que más me gusta en el mundo después de conducir, y comer, y bueno, después de unas pocas cosas más, pero tampoco tantas. Y luego me he tumbado plácidamente a disfrutar de una tarde tan bonita como hacía hoy y los dañinos rayos UVA y UVB han tocado mi piel por primera vez desde que estoy aquí (quiero decir, verdaderamente, profundamente, y además sin protección solar lo cual me parecía un sacrilegio, pero qué más da), acelerando el proceso de envejecimiento y posiblemente aumentando las posibilidades de contraer cáncer de piel, pero Diossssss míooooooo qué maravilla es tomar el sol tumbada en la hierba, y más en una pradera de hierba perfecta y plana y solitaria de varias hectáreas sin ver un alma alrededor ni con prismáticos.  ¿Dónde están los vecinos, por qué narices no salen a pasear, no salen a tomar el sol, no salen con los niños para que corran por la hierba, no sacan sus toallas o simplemente salen a leer un libro? Arrrrrrrghhhhhh!!!! Mejor para mí, pero de verdad QUÉ GENTEEEEEEEEEEEEEE! Son muy agradables en general, esa es la verdad, pero están todos locos, los asiáticos que pueblan el campus y mi vecindario, los americanos, todos, están locos, no saben vivir la vida, no tienen ni idea, me dan casi hasta pena. No salen nunca, jamás, never, under any circumstances, van de casa al coche y del coche a casa, y ocasionalmente a tomar una hamburguesa grasienta o a hacer que son súper cool yendo a una seudo-representación artística o algo así, y de nuevo a casa, y sólo usan este césped maravilloso para salir un domingo al mes a hacer barbacoas, como está estipulado, porque hay el "día de la barbacoa" en la comunidad. No hacen nada espontáneamente, no saben lo que es salir a dar una vuelta, no saben lo que es tumbarse en la hierba, no saben lo que es la calle, ni siquiera para ir de compras, porque sólo van a centros comerciales donde se concentra casi todo lo que se puede comprar aquí, centros comerciales gigantescos que están cerca de ningún sitio (como todo lo demás), a los que, por supuesto, van en coche, y para moverse de una tienda a otra dentro del centro comercial, donde todas las superficies están separadas por kilómetros y kilómetros de parkings, van también, claro está, en coche. 

Es que no sabéis cómo es esto, de verdad, no os podéis hacer una idea, las calles total, absoluta, completamente desiertas, barridas, como una población fantasma... es increíble, da igual que haga buen tiempo, da igual que sea el centro de la ciudad. Ahora ni siquiera el centro del campus está poblado, aunque es el único sitio donde puedes ver a dos viandantes al mismo tiempo, porque son las vacaciones escolares desde el 15 de Mayo pasado y los estudiantes habrán cambiado este agujero por su agujero vital habitual o natal, en este o en otro país que no sea España -porque hace poco leí que este campus donde me hallo es el campus de todo Estados Unidos donde más número de estudiantes extranjeros hay, y doy fe de ello-. También he leído que Urbana-Champaign tiene el honor de ser la ciudad de todo USA con mayor número de restaurantes per cápita... lo cual me hace volver sin quererlo al tema de la comida, triste tema de la comida, porque he de decir que si el 90% de ellos se volatilizaran por completo y no quedase ni el recuerdo, creo que tampoco se perdería demasiado. Lo último fue una comida pedida en un restaurante americano, hace apenas tres días, de la que no pude probar más de dos bocados. Eran "macarrones" (mentira) con queso (falso), y yo tenía mucha hambre. El plato fue devuelto a la cocina habiendo sólo probado dos bocados. De verdad lo intenté, pero no pude, y jamás había hecho una cosa semejante. Me dio mucha pena por la camarera, que se veía que la pobre estaba sufriendo más que yo; porque aquí cada diez minutos vienen a preguntarte con una sonrisa de oreja a oreja si todo está bien -se curran las propinas, vaya-, y claro, ella veía que no probaba bocado y se le iba desdibujando la sonrisa de la cara y me miraba deseando hacer algo para ayudarme pero no sabía qué; no tuve corazón para decirle que me parecía impensable que un ser humano que no estuviera a punto de morir literalmente de hambre pudiera comerse aquella cosa infecta... así que yo la sonreía y le decía que "sí, sí, todo muy bien", y me concentraba tratando de esquivar su mirada perpleja y triste y decepcionada en mi libro y en mi Diet Pepsi hasta que conseguí escabullirme subrepticiamente -tras pagar la cuenta, a pesar de todo- dejando un plato de macarrones con queso o lo que fuera intacto detrás de mí y una camarera con el corazón roto y sin mucha propina. Me fui sin comer nada y, lo que es mucho mejor, sin sensación de hambre después de haber probado aquello... lo cual creo que al final va a ser el remedio que estaba buscando para mi dieta: débiles mujeres del mundo avasalladas por la publicidad antinatural del prototipo de mujer anoréxica, venid a USA: o bien acabaréis con 120 kilos de más y pasando ya de todo, o bien aborreciendo la comida basura y la grasa de por vida. No obstante, la idea del desperdicio en sí me pone enferma, y aquel plato desperdiciado... pero es que de verdad que no pude comerlo, me fue imposible, y Dios sabe que no le hago ascos a nada. Mira que era fácil cocinar un plato de pasta, no digo ya que esté buenísimo, si no que sea simplemente comestible. 

En fin, volviendo al tema: aquí no se han enterado de que existe una cosa que se llama "calle", o mundo "exterior" más allá de los muros de un edificio, el que sea, o de los hierros de un automóvil. Bueno, mejor, que me dejen la explanada de detrás de mi casa a mí solita y que se queden con su día de la barbacoa. 

Y volviendo al tema todavía más. Al tema que daba inicio a esta entrada. Al menos, a pesar de que puede haber una arañita alguna vez, he descubierto algo real, profundamente, inmensamente bueno de este lugar: aquí no existen o parecen no existir (por favor, Dios mío, apiádate de mí, toquemos madera) esas cosas, esos insectos innombrables, negros, rápidos, correteantes y absolutamente repulsivos que pueblan las noches de Madrid en verano y cuyo nombre no puedo escribir, no ya digamos pronunciar. En otros lugares, como Texas y sitios así existen serpientes de cascabel (una picó al hijo de mi jefe cuando era pequeño y estuvo a punto de morir), y viudas negras venenosas, y alacranes o escorpiones y ese tipo de bichitos que serían, y lo son, realmente bellos si no fueran tan peligrosos. Eso no me importaría demasiado, aunque sé, o creo, que por aquí no viven tan exóticos animalejos. Lo único que hay son ardillas, las hay por todas partes, en todas las calles, en todos los sitios, a todas horas, hasta se cuelan en los restaurantes alguna vez, y me hace gracia ver a alguna camarera, criaturita, teniendo miedo o aprensión de ellas y haciendo malabarismos para evitarlas; yo intento por todos los medios atraerlas, darles de comer, que se confíen, poder rozar a alguna... pero es imposible, son rápidas como los roedores que son y no se fían; se acercan cautas a coger la comida que les dejas en el suelo o en el banco, pero sólo si te has retirado unos centímetros, y salen corriendo como centellas con el botín entre las garras, aunque no son cobardes del todo y vuelven una y otra vez a por más, observándote a una distancia prudencial, e incluso alguna de carácter más audaz o más ingenuo se acerca demasiado temerariamente, y es lo que hace mi vida más fácil por aquí, las ardillas, porque me encantan, no me canso de verlas, aunque realmente hay miles de ellas y llegas a acostumbrarte. Sí, suena muy a "Illinois", ¿verdad? Illinois = ardillas. Ahora debe ser época de cría, porque esta mañana no paraban de fornicar y gruñir delante de mi ventana, y nunca las había visto en tan desvergonzada actitud. Es el único bichejo agradable que hay. Pájaros, más bien pocos. E insectos... no demasiados, por el momento. Pero bueno, hasta por ahí podría pasar hasta cierto punto, incluso las serpientes me gustan, no me importa, las serpientes me fascinan y lo único que temo es, en mi ignorancia, no distinguir las peligrosas de las que no lo son, por eso las evito prudencialmente, por ejemplo en el pueblo, salvo que sea claramente una culebra, a alguna de las cuales sí identifico como inofensiva y no me importa acercarme, más bien son ellas las que suelen huir, lo cual demuestra que el instinto funciona correctamente ya que en el pueblo las tratan a pedradas o garrotazos. Vale, todo eso está bien, y más aún, más bichos aún estarían todavía bien, pero por favor, Dios mío, lo otro no, lo otro no; yo paso por todo, todo me da igual, puedo soportar las calles fantasmales, vacías, inhóspitas, feas, deprimentes, puedo soportar la araña en la bañera alguna vez, puedo soportar los vecinos ruidosos, puedo soportar la tremenda soledad, puedo soportar la comida incomestible, he podido soportar los treinta grados bajo cero y los treinta centímetros de nieve, los temporales, las tormentas,y hasta las botas de oso, puedo soportar los tornados, puedo soportar al negro feo del autobús, puedo soportar las tiendas horteras, puedo soportar que no haya comida fresca en un radio de tres kilómetros a la redonda, puedo soportar el apartamento horrible, puedo soportar la Diet Pepsi, puedo soportar el sonido de las mandíbulas de los gorgojos, puedo soportar las hectáreas de césped vacío, al contrario, lo agradezco, pero por favor, por favor, por favor, sólo pido que no vea jamás uno de esos bichos-negros-brillantes-innombrables-que-corren-tanto-y-que-pueblan-las-calles-en-las-noches-de-verano-de-Madrid. Esa es la única concesión que pido.

Ah, por cierto, me estoy releyendo al sol y al amparo de la bombilla de mi lámpara cuando me voy a la cama como ahora mismo, "La casa de los espíritus" en inglés... y ni siquiera la traducción inglesa, que aún siendo el inglés un idioma bello donde los haya, sigue siendo incomparable al poético, mágico y vibrante castellano de Isabel Allende, o al menos así parece a mis oídos y a mis ojos hispanoleyentes, y más siendo una traducción, pero ni siquiera todo eso puede echar a perder la belleza del libro que habré leído cinco o seis veces por lo menos en mi vida, ni puede estropear, sobre todo, la profunda belleza de sus personajes, esas mujeres increíbles de las que te enamoras con sus nombres de blancura: Clara, Alba, Blanca... Aunque uno de mis nombres de mujer favoritos siga siendo Claudia. 

11 comentarios:

rut dijo...

ayyyy, rosa, tienes suerte. yo trabajo en un sitio donde todas las mañanas nos esperan unos cuantos cadáveres (otras veces ha quedado alguna viva) de esos bichos asquerosos. La única diferencia con lo que tu describes es que las de mi curro son marroncitas, gigantes y vuelan. QUE AJJJJJJJJJJJJJJCO MÁS GRANDE, MARE!!!

Marquesa Azul dijo...

rut, casi no me das tiempo a terminar la entrada!! jajaja! Qué alegría verte de vuelta por aquí comentando, aunque sé que sigues siendo una de mis incondicionales y sufridas lectoras (aunque no haya demasiado que leer últimamente)

rut, tú tienes paella. Y lentejas, y Gino´s... y a Pedro (bueno... no todo podía ser perfecto :)))) pero tú ya me entiendes :-) rut, valora esos bichos ajquerosos porque eso significa que estás en Madrid. Bueno, espera, no sé qué decirte, es que lo de que vuelen es mu´fuerte. Ya las vi en Canarias, rubitas, creo que volaban también aunque Dios y la Virgen Santísima del Sagrado Corazón me protegieron milagrosamente e hicieron que nunca jamás viera una de esas cosas levantarse del suelo y tomar altura, porque, porque, rut, yo te confieso, no sé lo que habría sido de mí, Dios mío, no quiero ni pensarlo, me pongo muy nerviosa si lo pienso, Señor por favor que nunca vea uno de esos bichos volando hacia mí... og, qué horror, no puedo.

Alguna vez he tenido la tentación de buscar en Internet de forma pormenorizada la fauna autóctona de este lugar tan campestre... pero he desistido porque no quiero descubrir lo que me temo que puedo descubrir. Prefiero vivir en la ignorancia, comprendes? y mientras no vea ninguna, seguir pensando, soñando, aferrada a la ilusión de que aquí no hay, no existen, nunca jamás existieron aquí y nunca jamás existirán. Porque me temo que si busco, que si indago, que si en mi locura quiero probar del árbol de la ciencia como hiciera mi madre Eva, incauta ella, quizás pueda encontrarme con que en un lugar como éste no sólo existen, si no que son enormes, y con colmillos, o alas como en otras partes...

Fíjate que yo vivía en la feliz ignorancia de que en Madrid no las había voladoras hasta que tú me sacaste de mi error y desde entonces vivo sin vivir en mí.

Qué cruel es la existencia. Jamás entenderé la utilidad de esos bichos inmundos... si era necesario socabar la basura, podrían haberse inventado los escarabajos cosmopolitas... y fíajte si se parecen, y hasta puede que pertenezcan a familias similares (no lo sé, no quiero saberlo), pero mira tú que los escarabajos no me dan asco, no es lo mismo... y es que qué tendrán, verdad? qué será? qué sutil asquerosidad las hace tan repulsivas y odiosas y aaAAAGHHHHH!!!!!!!!! aaasscoooo!!!

Marquesa Azul dijo...

(OJo, por Dios, no me malinterpretes, Pedrillo, cuando digo en el comentario anterior "valora esos bichos ajquerosos porque eso significa que estás en Madrid"... no me refería a ti, por el amor de Dios... aunque luego releyéndolo podría parecer que... ha sido un deslizzzz...)

Marquesa Azul dijo...

jajajajajajajajjaj!!!! Es que vuelvo a leerlo y no puedooorrrrlll!!!! jajajajajajajajaj!! Y ha sido sin intención!!!

rut dijo...

rosa, siento tener que decirte esto pero.... encontramos cucarachas tanto vivas como muertas en nuestra última visita al pitagino's.....
es la realidad.
salimos por patas del restaurante.

Rosa dijo...

N O
P U E D E
S E R

NO PUEDE SER

no puede ser...

un mito... cae un mito...

rut, ¿tú sabes lo que me estás diciendo? ¿quieres arrancarme el corazón a bocaos?

(he entendido bien y se trata del Pitagino´s, no? Al menos el Kinkongino´s sigue intacto...)

no puede ser, rut... no me hagas quedarme en Illinois, por favor, te juro que no lo soportaría, estaría muy triste aquí si tuviera que quedarme el resto de mi vida.

Pedro Torres dijo...

¡Jajajajajaja!

Estas cosas no me las dices en persona. Aprovechas los miles de kilómetros, mi lamentable situación económica y mis escasos días de vacaciones.

¡¡¡Intolerable!!!

¡Jajajajajaja!

Bosco dijo...

Todo el mundo le tiene miedo a algún insecto. Indiana Jones, por ejemplo, temía las serpientes.
Bueno, es falso, los chinos no los temen, se los comen.
Entiendo perfectamente lo que dices en otro orden de cosas sobre el ir a todos lados en coche. Lo conozco perfectamente. Es más, me recuerda una anécdota de un cliente mío, algo funcionario de defensa, que en un viaje de trabajo salió del hotel con un compañero a dar una vuelta. Una patrulla se paró a preguntarles que donde iban. La patruya acabó sacando el arma porque no entendían que fueran andando solos. Una de dos, o eran delincuentes o habrían aceptado que les llevaran de vuelta al hotel. Al final, claro está, aceptaron y el agente, con la conciencia tranquila del deber cumplido, los dejó de nuevo enla puerta del hotel.
Prefiero diet coke a diet pepsi. Demasiado dulce para mi gusto.

Por cierto, me alegro de que vuelva la prosa a este blog. Tiene mucha más vida.

Rosa dijo...

Poesía y prosa... Creo que fue Rubén Darío quien decía que "sin la mujer, la vida es pura prosa". Totalmente de acuerdo :)
Pues algo así diríamos, aunque suene redundante y obvio: "sin poesía, la vida es pura prosa".

Qué bonito que alguien diga o piense, o pensar de alguien "sin TI la vida es pura prosa".

Aunque hay prosas muy bellas, la buena poesía eleva aún más los sentidos, como la música, y de hecho hay prosas que son auténtica poesía, como hay sonidos que son pura música.

Qué cursi estoy, por Dios :)

Unknown dijo...

Estñan locos estos americanos, mira queno salir de casa y disfrutar del sol, de la primavera, de los bichitos... Pues aprovecha tú y enséñales lo que se pierden.
Y sí, había bichos en el Pitaginos, pero son primos hermanos de los escarabajos que te caen tan bien y en los que se inspiran unos colgantes que lucen estupendamente.

Rosa dijo...

Paula, solete, siempre viendo el lado positivo de las cosas.. jajaja!!

El escarabajo es un bicho muy digno. Ya lo sabían los egipcios. Pero lo otro... lo otro es la inmundicia del universo y de la creación, aunque toda criatura tenga su "dignidad" y se sentido de ser y su propia perfección... vamos,q que por muy primas hermanas que sean, no me las pongo de colgante ni muerrrta!