El sol de Illinois

El sol de Illinois

jueves, 26 de junio de 2008

Tragedia consumada


Chicos, la tragedia se ha consumado y mañana, por una cita laboral, no podré ver el partido de España en las semifinales de la Eurocopa. Aquí cae a las 13.45 horas, y teniendo en cuenta los horarios en los que mi jefe propone los meetings, sabía que esto podía ocurrir. Y ha ocurrido (hay que tener en cuenta que aquí se come a las 12, con lo cual las 14 no es una hora rara para tener una reunión). Con suerte llegaré al final del encuentro.

Respondiendo a un comentario de Bosco en otro post, diré que estos días no he tenido tiempo de transcribir en este blog como me hubiera gustado, la tremenda emoción con la que viví el partido de cuartos frente a Italia, por muchos y variados factores, aunque algunos de los que me siguen aquí fueron testigos de ello vía mail, y acaso sea ahora demasiado tarde, cuando quedan menos de doce horas para un encuentro más definitivo que el anterior. Un partido que vi sola, en mi casa, vía Internet, y que fue increíble y me llevó al borde del llanto, del colapso nervioso, del ataque al corazón y del límite de mis fuerzas. Pero mereció la pena. Incluso mereció la pena llegar a los penaltis y ganar a Italia de esa manera. Se rompieron muchas restricciones psicológicas, muchos complejos históricos, muchos lazos que tenían moralmente sujeta a la selección, aunque las deficiencias de cara a definir frente a la portería y en otros aspectos persistan y me preocupen (pero esto entraba dentro de lo previsible frente a Italia más que frente a ningún otro equipo). Se rompió la maldición de cuartos, la maldición de la bestia negra italiana, la maldición de los penaltis, la maldición del 22... etc., etc., etc. Harto comentado en todos los medios de comunicación, no añado nada nuevo excepto apuntar la tremendísima ilusión con la que viví ese encuentro, como pocos recuerdo en mi vida, y mira que siempre tiendo a vivir estas cosas con muchísima intensidad. Será que aquí, a solas, las cosas se ven aún con más cariño y expectación. 

Con respecto al encuentro de mañana, que iba a ser mi gran día de la semana (no quiero dejarme llevar por el triunfalismo al que somos tan dados para luego caer en la más negra de las miserias, que también nos gusta mucho, por lo que de momento no pienso en el domingo), pues es una pequeña decepción y amargura para mí no poder seguir el partido, pero lo importante es que, a pesar de lo bien que estuvo Rusia (dicen) frente a Holanda, creo que ese fue "su partido" y que ha tocado techo, o eso espero, por lo que, sin confiarnos en absoluto pero con seguridad en nosotros mismos y con la ventaja psicológica de haberles ganado en la primera ronda, es de suponer que no debería presentar una dificultad extraordinaria pasar a la final. Aunque desde luego a estas alturas de la competición, no habrá partido fácil, eso seguro. Así que, como digo, nada de triunfalismos... a currar y a luchar, a dar la vida y el corazón si es necesario, pero con la cabeza fría.  

En fin, chicos, ya que no voy a estar yo, creo que la Selección necesitará de todo vuestro apoyo :) No podéis faltar. Iba a verlo en el Illini Union con unos amigos de Alejandro, pero como os digo, no podrá ser, o llegaré en todo caso al final. Aúpa España!!!! Y que conste que mi promesa, hecha en un momento de exaltación y de debilidad física, psicológica, anímica y de todo, justo antes de empezar los penaltis el otro día, la mantengo porque Casillas es mi ídolo adorado desde ya y eso no hay quien lo cambie. 

¡MUCHA SUERTE PARA LA FURIA ROJA Y ESTARÉ CON TODOS VOSOTROS PSICOLÓGICAMENTE AUNQUE NO PUEDA VER EL PARTIDO!

viernes, 6 de junio de 2008

Hay marcha en Nueva York... digo, en U-C


¡Chicos, hay vida aquí! ¡Definitivamente! Esta tarde me ha invitado mi jefe (con su señora, que es un sol) a un concierto de jazz (no ha estado nada mal, por cierto; al parecer hay muchos tipos de jazz, y este era de la "Big Band", que menos jazz, tocan de todo... pero con cierto aire jazz. Música muy setentera y ochentera. Para terminar han tocado el tema de Rocky que me ha puesto los pelos como escarpias; otras cosas sí sonaban a jazz bastante clásico) y lo he pasado requetefenomenal. El jazz no me llama especialmente la atención, es de las pocas músicas que no me acaba de llenar, pero quizás sea por desconocimiento y por no tener el oído muy acostumbrado a un tipo de música que a veces está bien y otras veces parece, a mis legos oídos al menos, casi cacofónica. Pero este concierto, realmente, lo he disfrutado. En el fondo, es que no hay nada como la música en vivo. 

Venían unos amigos de ellos, un matrimonio de la Universidad, él italiano y ella brasileña (pintorescos a más no poder, pero me han gustado del tirón, especialmente ella, que era extrañísima pero me ha encantado; y por cierto que hablaba español muy bien y cuando le digo que dónde lo ha aprendido dice que no sabe, que "de aquí y de allí"... madre del amor hermoso, ¡qué facilidad para aprender un idioma, qué envidia me da!) y un hombre mayor, pero muy peculiar, que sabía de todo, conocía todos los lugares y, aunque nacido en Rumanía, ha vivido en todas partes del mundo. Me hubiera quedado hablando con él horas y horas. Nos hemos encontrado en el concierto con Alejandro, el catalán, que por cierto no os he dicho que merecía la pena darle otra oportunidad, porque en el fondo es majo, el hombre: me invitó a comer un domingo, hace ya semanas, y me llevó al único sitio decente, pero de verdad decente que he conocido por aquí, con comida muy buena. Y aunque recelaba mucho de su persona, he de admitirlo, y sigue teniendo algunos puntos snobs, fue muy agradable conmigo y no estuvo mal la conversación. Luego ha caído algún café, pero muy esporádico. No quiero hacer amigüitos por aquí, la verdad; no me apetece demasiado aunque mi soledad me lo pida a gritos. El hecho es que, además, ha estado de viaje estos últimos días y, al parecer, ha vuelto ahora.

Así que Alejandro "el pijo-catalán" se ha unido a nuestra peculiar y polimorfa expedición al salir del concierto y hemos acabado en el Downtown de Urbana, con un clima inmejorable y un sitio impresionante... lleno de bares con terracitas y, en los sitios que no son de copas, había de media un portátil en cada mesa... mejor dicho, un Apple. Allí la gente se va a las 11 de la noche a tomar un café o lo que sea, con portátil incorporado, a hacer sus trabajos para la Universidad, a chatear o ver el correo... incluso algunos con cascos estaban estudiando... no podían negarlo, ¡qué poca vergüenza! También los hay normales que van simplemente a tomar algo y a charlar, como nosotros, pero son los menos :) Si pudiera concentrarme en esas condiciones, me iría alguna noche allí a trabajar, aunque como me cuesta bastante adquirir el nivel de concentración necesario, lo que haré será irme con el portátil yo sola por allí a una de esas terrazas tranquilas (pero llenas de gente, quién lo iba a decir, aquí!), sólo a pasar parte de la noche, a descansar, a sentarme tranquilamente mientras escribo en el blog, mando correos o a hago otras cosas que no me requieran demasiada atención, mientras disfruto de un capuccino nocturno con la brisa veraniega de compañía. 

Pero a parte de esas terrazas tan acogedoras, también debe haber marcha pura y dura, porque el catalán me ha asegurado que hay bares de marcha normal, y hasta discotecas!!!, que él se las conoce todas, y me ha invitado mañana a tomar una copa con él y enseñarme la zona. De hecho, me había propuesto quedarnos a tomar algo hoy cuando los "mayores" se iban, temprano (antes de las 12) a casita, pero le he dicho que no porque tenía un sueño de morirme (cierto en parte) y porque era demasiado tentadora la oferta de que me llevaran a casa en coche mi jefe y su mujer (Alejandro no tiene coche, tiene bici), pero ante la forma tan sugestiva de pintarme la "maravillosa noche de Urbana", que de verdad, verdad, tengo que conocerla a fondo, etc., me he dicho "qué diablos, ya es hora de salir de verdad". No puedo irme de aquí sin conocer esa parte, digo yo. Así que hemos quedado mañana y pienso tomarme dos copazos, que hace eones que no sé lo que es eso. Según él, evitaremos los bares de "red-necks" (paletos)  (¿veis como es un snob?) Urbana, allá voyyy!! Ya os contaré. Como me guste, voy a empezar a diversificarme un poquillo y el próximo fin de semana me voy con los compis de planta (los pocos que están solteros y todavía conservan las ganas de marcha y me invitan a unirme a su grupo los fines de semana, y ya está bien de decirles que no)

La brasileña me ha dado su tarjeta y me ha dicho que cuando vayan a Montreal, que tienen una casita allí, que me llevan, ella y su marido... no me lo creo, por supuesto, y no por falta de buena fe por su parte, si no porque luego todas esas cosas, pasa el tiempo y se olvidan. Pero me ha caído genial y la oferta es tan increíble que le he dado mi mail, mi teléfono, y hasta la marca del papel higiénico que uso, por si tiene problemas para contactarme.

Ah, y por último, lo mejor de todo: por mediación de Helen, la esposa de mi jefe, a lo mejor me puedo mudar de sitio a una habitación que está en el centro del campus... Eso sería maravilloso, porque aquí estoy prácticamente en medio de la nada más absoluta, alejada de todo lo habido y por haber... Mañana mismo voy a verlo. Realmente es una residencia, una habitación con baño ( y con derecho a cocina y, si quieres, hasta te apuntas al comedor, aunque de esto último desconfío muchísimo, así que seguiré cocinando para mí misma seguramente), pero no me importa lo más mínimo que sea una habitación, me apetece mucho salir de Orchard Downs. ¿Los paseos tan bonitos y tan verdes a los que me estaba acostumbrando? Siempre puedo coger el bus para venir a dar un paseo por aquí, o venir andando directamente algún sábado o domingo, y así hago ejercicio. Dios mío, por favor, que se me arregle la baja del contrato de arrendamiento con los de Orchard Downs, porque nada me haría más feliz que trasladarme al centro del campus.

Me voy a la cama feliz como una perdiz. Hace un tiempo de verano ya que es para no creerse. Un poco húmedo, eso sí, pero a quién le importa. Si estoy a poco más de mes y medio de volver a casa, y cada día más feliz.