El sol de Illinois

El sol de Illinois

miércoles, 2 de julio de 2008

Tragedia consumada II

Ha ocurrido lo que tenía que ocurrir... como algunos ya sabéis, me he mudado de casa a una residencia de estudiantes de doctorado muy cerca del centro del campus; al respecto de esto, hay muchas cosas nuevas que contar, estad atentos a las próximas novedades y fotos de mi nueva vivienda. Pero no es eso lo que quiero contaros ahora. Lo que me lleva al blog ahora mismo es algo terrible... tengo que desahogarme porque estoy alarmadísima... 


El caso es que acabo en este preciso instante de venir del baño de la primera planta... y lamentablemente y para mi desgracia, ha ocurrido lo peor: me he topado con uno de esos "seres", "entes" de nombre impronunciable (para mí) que subía en su negrura (lentamente, gracias a Dios, porque si es de las que corren, posiblemente hubiera sucumbido de asco) por la pared del baño... Menos mal que no llevaba gafas y no he podido apreciar en todos los detalles su asquerosa inmundicia (tengo la morbosa costumbre de quedarme hipnotizada cuando veo alguna en un lugar cerrado y no puedo salir corriendo de inmediato). El ente ha continuado su ascensión sin prestar atención a mi persona, ajeno por completo a mi repugnancia, y me he ido lo más rápidamente posible (todo lo rápidamente que mis menesteres me han permitido) antes de que saltara sobre mí para devorarme o algo peor. O que empezara a correr alocada con esas patitas... puagggg... 

Lo malo no es haber visto un ente. Lo malo es que, sentado el precedente, ya no podré vivir tranquila. Para más inri, mi habitación es la habitación del sótano (bueno, hay dos habitaciones en el sótano, la otra está ocupada por un rumano muy tímido de inglés horrible e incomprensible, pero que parece muy buena persona). La habitación es muy chula, es cutre, pero cutre-hippie, me siento comodísima en ella, congenio "espiritualmente" con ella, no sé por qué, a diferencia de lo que me ocurría en el antiguo apartamento. Duermo estupendamente por las noches, trabajo muy a gusto, me siento genial. Realmente mi vida ha cambiado en un 100% desde que estoy aquí (desde el jueves pasado), qué diferencia tan grande y tan positiva, ojalá hubiera estado aquí desde el principio, la cosa hubiera sido muy diferente. Pero arreglé el contrato de arrendamiento por Internet, antes de aterrizar aquí, y no pude romperlo en su momento, una vez firmado. 

El caso, sea como sea, a pesar de lo bien y tranquila que estoy aquí, es que una vez visto al "ente", ahora sé positivamente que existen y no puedo seguir ajena al problema (ya lo sabía, pero hasta que no lo confirmo visualmente en un lugar determinado, mi mente prefiere vivir engañada como si por algún milagro no existieran o no hubieran accedido a ese lugar), y viviendo en un sótano (que además, a parte de lo que es la habitación, que es muy acogedora, tendríais que ver el resto del sótano... calderas, muebles y cachivaches antiquísimos apilados en habitaciones oscuras llenas de telarañas que se suceden en pasillos y corredores recónditos e interminables... la casa, donde nos hospedamos catorce personas, es de principios de siglo), pues viviendo en un sótano ahora sé que puedo encontrarme con una aquí en mi propia habitación en cualquier momento, y la paranoia se adueña de mí.

Ya esta tarde/noche he visto una araña descolgarse de mi propia mesa de estudio. No me ha preocupado en exceso porque las arañas no son mi debilidad, salvo las peludas; además esta era de las simpáticas zancudas de cuerpo minúsculo. No puedo aniquilarla, me da mucha pena, y aunque un cierto repelús me provoca, no voy a negarlo, tendré que convivir con ella. No sé dónde estará ahora, por ahí andará... La cogería y la sacaría al jardín, porque cuando barra o limpie mañana o pasado, acabaré matándola sin querer, a la pobre, pero no me atrevo a cogerla con las manos. La casa es muy antigua, está rodeada de césped, la higiene, honestamente, no es su fuerte (me tiré casi dos mañanas limpiando mi habitación y todavía sigue saliendo polvo y suciedad incrustada... Y ayer me tocó limpieza de una de las zonas comunes y no digamos... pero bueno...), y tiene mil y un rincones, a pesar de su apariencia alegre, acogedora y luminosa (exceptuando las zonas no habitadas del sótano). No me sorprende que haya insectos, en absoluto. Pero lo otro... lo otro, los entes, qué mala suerte, tenía que pasar al final, hombre. Menos mal que no ha sido en el baño de chicas, que está en la segunda planta y es donde nos duchamos y aseamos, porque entonces hubiera sido muchísimo peor. 

Vamos, que está confirmado: existen "entes" en Urbana-Champaign, y no sólo eso, sino que tienen acceso a mi propia vivienda, y esto me deja muy intranquila y llena de escalofríos... y sin gafas, confundiendo cada minúscula negrura en suelos, paredes, muebles y techos con lo que no es... Mi primer encuentro del verano, como cada año, se ha producido y comienza, una temporada más, la pesadilla.  

Por cierto, ¿sabéis a lo que me recuerda un poco el sótano? Al sótano de "El silencio de los corderos"... Vamos a llamarlo el "sótano de los horrores", porque seguro que en algún habitáculo, baúl, corredizo, congelador de los varios que hay, armario desvencijado o saco de contenido indeterminado, están los restos de algún (o varios) estudiante extranjero que pasó por aquí en algún momento determinado del pasado, pero nunca salió... Bosco, lo que ibas a disfrutar pegándome sustos por aquí! (realmente y hablando en serio la casa me transmite muy buenas vibraciones en todos los sentidos; los muertos o asesinados, si los hay, deben ser unos muertos muy felices y de muy buen rollete)